Editorial

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Resumen

En los albores del siglo xxi nos encontramos ante una difícil herencia, cuyo legado es un desarrollo económico sin equidad social. Desafortunadamente en algunos espacios, como en la mayoría de nuestros países latinoamericanos, esta inequidad se hace más patente. Si bien es cierto que es difícil imaginar una economía moderna sin mercado, también es dable afirmar que las crisis son inherentes a la naturaleza del capitalismo. Schumpetter se inclinó a pensar que el capitalismo no podría colapsarse. Para algunos teóricos, la globalización “no constituye una novedad ni un destino, es apenas una era de transición, que dentro del propio ciclo Kondratieff se cerrará en el 2050 en una crisis que podría dar lugar a una incierta situación de bifurcación histórica” (Wallerstein, eseconomía, núm. 1, otoño 2002). Por el contrario, hay quienes consideran, que la tesis de la decadencia del imperio (estadounidense), sostenida por los promotores de los análisis del tiempo largo (Hobsbawm), no pondera suficientemente la necesidad de realizar estudios que pudieran iluminar la trayectoria ascendente del imperio, tanto en la durabilidad de sus instituciones estatales partidistas como en el reclutamiento clientelista que viene realizando (Petras).

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